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REFORZARSE ESPIRITUALMENTE PARA TRIUNFAR EN LAS PRUEBAS

REFORZARSE ESPIRITUALMENTE PARA TRIUNFAR EN LAS PRUEBAS

Basado en las Enseñanzas de los Maestros: Peter Deunov y Omraam Mikhael Aivnahov

INTERCONEXION ARCOIRIS

Cualesquiera que sean las dificultades que se presenten, no mostréis vuestra tristeza y vuestro descorazonamiento, intentad, por el contrario, encender todas las lámparas en vosotros. 

Sí cuanto peor estéis, más lámparas interiores debéis de encender, y entonces, ¿sabéis lo que ocurrirá?  

Que vendrán de todas partes preguntándoos: ¿Os falta algo?  ¿Qué es lo que os hace falta?  ¡E incluso llegaréis a fatigaros por todos los servicios que os querrán rendir… simplemente es debido a vuestra luz!

     

Creéis que vuestras desdichas pueden llegar al corazón de los demás, ¡entonces las contáis, y exageráis, añadiendo malestares y pesadumbre con la esperanza de que se conmuevan, y decidan ayudaros.  Pero ellos no persiguen otra cosa que deshacerse de vosotros lo más rápidamente posible. 

Sí, desgraciadamente, así es: en estas condiciones es raro que la gente venga a ayudaros, porque no son las debilidades las que les atraen sino solamente la belleza, la luz, el amor.  Por lo tanto, cuanto peor estéis, más contentos y radiantes debéis de mostraros.

    

Si fueseis un poco psicólogos, os darías cuenta que al mostrar vuestras miserias, vuestras tristezas y vuestras enfermedades ante los demás para que se compadezcan, no obtenéis el resultado esperado. No hay que imaginarse que los humanos son compasivos, generosos, y que siempre están dispuestos a escuchar las quejas de los infelices y a ayudarles… De ninguna manera: no persiguen más de lo que es agradable, delicado, entretenido, simpático, y si no sois nada de esto, os dejan. 

Para guardar las formas vienen a animaros, a manifestaros sus buenos deseos o sus condolencias, pero en su fuero interno encuentran enseguida un pretexto para dejaros lo más rápidamente posible.  Sí, desgraciadamente, o afortunadamente, la naturaleza humana está hecha así.  Si queréis ahuyentar a todo el mundo, hablad cada día de vuestras desdichas, de vuestras enfermedades, de vuestras penas: y entonces veréis como nadie os escuchará por mucho tiempo.

    

Me he encontrado con gente a quienes les gustaba extraordinariamente contar los detalles más negativos, los menos halagüeños de su existencia, y después se extrañaban que todo el mundo los evitase o les abandonase.  ¡Qué actitud tan estúpida!

Es mejor esconder todos estos detalles.  Cuando los demás son incapaces de ayudaros a encontrar la solución a vuestros problemas, ¿de qué sirve exponerlos?  No pueden hacer nada. 

De esta forma, no solamente perdéis vuestro tiempo contando inútilmente vuestros asuntos, sino que disminuye la estima que os tiene la gente, y ya no os aprecian.  Se dan cuenta de que no  sois inteligentes ni fuertes, y os dejan caer.

    

Si no queréis perder a vuestros amigos, esconded vuestros problemas, no les digas nada, no os quejéis.  Al contrario, encended lámparas, uníos a todas las potencia celestiales, a todas las entidades luminosas que están ahí, preparadas para ayudaros. 

En ese momento os volvéis mucho más fuertes, más poderosos, más luminosos, y esta fuerza y esta luz que emana de vosotros atrae a los demás, pues sienten que sois diferentes: soportáis todas las dificultades, resistís todas las pruebas sin quejaros. Y entonces os admiran, se acercan a vosotros para aprender e incluso para fortalecerse. Si os mostráis  abatidos, aplastados, débiles y despreciables, no solamente no ganaréis la simpatía de los humanos, sino que tampoco les ayudaréis.

    

Así pues, cualesquiera que sean vuestras dificultades, encontrad palabras que puedan ayudar a los demás. Por este esfuerzo de desinterés y de generosidad, veréis como llegáis a resolver rápidamente vuestros problemas en lugar de esperar a que los ignorantes, los débiles o los pobres vengan a salvaros, además, las entidades celestiales, maravilladas por el trabajo gigantesco que habréis emprendido en vosotros mismos, os ayudarán.

    

En todo caso, cuando estéis deprimidos, os sintáis desgraciados, no permanezcáis sin reaccionar; hay que salir de este estado sin hacer, claro está, como la mayoría de la gente que se tragan todo tipo de drogas calmantes o excitantes, lo cual es un medio infalible de debilitarse.

    

El Creador ha puesto en el hombre inmensas reservas materiales y energéticas que están ahí, escondidas, ocultas, esperando el momento en que las descubra y utilice.  Si buscamos ayudas y remedios exteriores, estas fuerzas permanecerán dormidas. 

    

Desgraciadamente esta pasividad está muy extendida actualmente, porque la ciencia trabaja para atraer la atención de los humanos hacia los medios externos, sin darse cuenta de que el uso de estos medios debilita en lugar de curar.  Y es verdad, ¡la gente se vuelve cada vez más frágil, vulnerable, cualquier contrariedad les deja por tierra!

    

Otros creen resolver sus problemas haciendo deporte, gimnasia.  

El deporte está muy bien, no me opongo a él, pero las piernas y los brazos solos no son capaces de remediar los problemas interiores.  ¡Corriendo no despierta el poder del espíritu!  Hay que proyectar la luz sobre estos temas y saber que los medios físicos, cualesquiera que sean, son insuficientes para resolver los problemas psíquicos.

Así pues, en lugar de dejaros sumergir en las dificultades o de ir a buscar soluciones al exterior, pensad en las lámparas: ¡encended todas vuestras! {Pero diréis, ¿Cuáles son estas lámparas?  ¿Dónde están?  Son lámparas internas que Dios ha preparado en nosotros desde el origen de los tiempos.  Todo tipo de lámparas, grandes, pequeñas, de todos los colores…

    

Hay también una corriente eléctrica que circula para alumbrarlas y que viene desde muy lejos, desde la central eléctrica cósmica.

Pero nunca se piensa en encender estas lámparas.Y, ¿cómo se encienden?  Es muy simple: en el mundo físico se hace con un botón o un conmutador que basta con girar y apretar.  Pero en el mundo psíquico basta con el pensamiento para encenderlas: pensáis que las encendéis, e inmediatamente se encienden.

Y cuando algunas estén encendidas, no os detengáis, continuad, otras se encenderán, y al final se producirá una iluminación fantástica.

    

Evidentemente, sé cuánto trabajo cuesta no contar lo que nos preocupa: las propias penas, las decepciones, las amarguras… 

¡Y sobre todo el rencor!  Cuando alguien ha dicho algo malo de vosotros, os ha vejado u ofendido, entonces resulta imposible retenerse, es completamente necesario ir a quejarse a alguna parte.  Pero he ahí que a la persona a la que contáis vuestras desdichas se siente sobrecargada con un gran peso, y la pobre, para deshacerse de él, va a confiárselo a una de sus amigas; una vez que lo ha hecho, se siente contenta, se siente aliviada.

    

Pero esta amiga hace lo mismo, y de amiga en amiga, se da la vuelta y un día el mal vuelve a recaer sobre vosotros bajo una forma o bajo otra.

    

El necesario prestar atención antes de querer deshacerse de un peso poniéndolo sobre los hombros de otra persona. Suponed además que vuestras palabras lleguen a oídos de la persona de la cual os quejáis: corréis el riesgo de aumentar en ella el deseo de perjudicaros. Por lo tanto, es mejor contenerse, dominarse y soportarlo todo, y al mismo tiempo encender vuestras lámparas, es decir  volveros suficientemente fuertes y poderosos para transformaros, sublimar vuestra cólera, o vuestra pena.

    

La vida es enriquecedora en todo aquello que es necesario para instruir a los humanos.  Los sabios reflexionan, se instruyen, y utilizan todo para el bien.  Mientras que los demás, que no tienen la luz, no saben aprovecharse de nada, y si les ocurren cosas positivas, no solamente no saben verlas y utilizarlas, sino que todavía se las arreglan para que se convierten en desgracias para ellos.  Si sois conscientes y estáis atentos, todos los momentos difíciles pueden contribuir a vuestra evolución porque sabréis utilizarlos.

    

Diréis: ¡Qué bien!  Otra magnífica ocasión para volverse más fuerte, más sabio, más espiritual. Y cuantas más ocasiones de este tipo tengáis, más vais a fortaleceros. Si no tuvieses estas ocasiones, no os desarrollaríais.

    

Naturalmente, es muy difícil.  Para conseguirlo hay que estar muy bien ejercitado,  y hasta que así sea,  ¡cuántos fracasos cosecharéis!  Caeréis, os levantaréis, volveréis a  caer, os volveréis a levantar… hasta el día en que llegaréis a controlaros y seréis verdaderamente extraordinario. He ahí el camino.  Es difícil, pero es el camino de la omnipotencia.


INTERCONEXION ARCOIRIS

LA INTERCONEXION ARCOIRIS 

ARCANGEL CHAMUEL 

www.lainterconexionarcoiris.com 

CONSCIENCIA CRISTAL ARCOIRIS EN ACCION 

Actualizado (Jueves, 18 de Julio de 2019 06:43)